20 de diciembre de 2009

CIENTO TREINTA Y UNO


Esos clérigos que se han manifestado públicamente en contra del nombramiento de M. Munilla, ya me suenan por haber roto en su tiempo, en los "tiempos de plomo" de las víctimas de ETA, el oprobioso silencio que impedía que se celebrasen funerales públicos y sacaba a las víctimas por la puerta trasera, tratando a la familia como apestados. Son los que les daban la mano y les consolaban, acompañaban y rezaban con ellos cuando algunos les negaban hasta el saludo, por el pecado de pertenecer a la familia de un asesinado por esa banda de no humanos, ETA, ¿O no es así?

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