15 de diciembre de 2009

Nóbel de literatura





Dar el Nóbel de la Paz a Obama es un chiste. Pero no mayor de lo que han sido, con honrosas excepciones los Nóbel de la Paz o la Literatura. La pobre Rigoberta Menchú, mentirosa consumada que se inventó la historia de su vida, se une a los restantes Nóbel de la Paz, que no vinieron a traer la paz, sino la guerra.


En cuanto a la Literatura, quedarán siempre fuera por no ser suficientemente de izquierdas, o mujeres, o poetas de 4 versos sin lectores, o latosos insufribles, dos hombre geniales, Paul Auster y Mario Vargas Llosa.


Ninguno de los dos es "escritor de un solo libro" o "de una sola idea" repetida ad infinitum, como muchos de los actuales laureados. Claro que puede ser un honor. No quiero, de momento, plagiar a los innumerables críticos que han publicado las listas de genios de la literatura sin premio, mientras pobres hombres de los que no se ha vuelta a hablar, lo recibían.


Viene a cuento esto porque Mario Vargas Llosa acaba de proponer en un artículo el Nóbel para Claudio Magris, y entre sus libros no cita una pequeña maravilla "Así que usted comprenderá", actualización de mito de Proserpina, y puestos a recomendar, además de ese, todas las mujeres debieran leer "Un cuarto Propio" de Virginia Woolf, el mejor alegato feminista y razonado.

1 comentario:

  1. Efectivamente creo que el Nóbel para Obama es inmerecido. Sobre tu opinión de Rigoberta, en cambio, no coincido. La considero una luchadora honesta y coherente.

    Saludos!

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