27 de febrero de 2011

EL MOZO DE ALMACÉN

El inefable Josep Pons, director de la Orquesta y Coro Nacionales de España (OH, mi defenestrado Fruhbeck) nos vuelve a deleitar con la "Carta Blanca", Este es el sistema "yo te do una cosa a te, ...." de una película de Sofia Loren sobre Nápoles.
Le ha tocado al del dificil apellido de Golijov, aunque el nombre, Osvaldo, ya nos dice que es uno de esos maravillosos argentinos.
Y debe serlo, F.F. Coppola lo ha elegido para alguna de sus películas, tiene premios discografícos, magníficas críticas y como en el anuncio de cerveza, "donde va triunfa".
Aqui "semos incultos", la mitad del público, que no precisamente abarrotaba el Auditorio, se marchó en el entreacto. Y el resto aguantamos.
Hubo muchos y encendidos aplausos al final, bien es cierto que parte de su numeroso acompañamiento estaba en el patio de butacas aplaudiendo con entusiasmo, se les veía porque estaban en pie e iban vestidos de colorines.
La "carta blanca", que significa que el elegido dispone de libertad para confeccionar sus programas, se acompaña de un libro mágnifícamente editado, claro a cargo de los contribuyentes, porque la cultura no se financia ni encuentra suficientes promotores ¿altruistas? El común de estos libros se compone de una serie de artículos ditirámbicos e insoportables para convencernos de que estamos viendo lo mas de lo mas, y para rellenar, se incluye el programa de mano, con similares alabanzas, mas las de todos los que le acompañan en cada uno de los conciertos.
La explicación está en los programas de mano de los conciertos que advierten: "las biografías de los artistas han sido facilitadas por estos mismos o sus agentes y la OCNE no puede responsabilizarse por sus contenidos, asi como tampoco de los artículos firmados"
Los elegidos aprovechan para programar sus obras, todas las que pueden, asi cobrar por varios conceptos, y la única excepción en este caso es una sinfonía de Mahler, en el próximo concierto.
El director invitado, instrumentalistas y cantantes (exceptuando la soprano) son muy amigos de Golijov, cosa que es de esperar tratándose de argentinos, para quienes, por las letras de los tangos, la amistad, o la traición son lo primero.
Mencion aparte merece la pobre violonchelista Alisa Weilerstein, engañada, o es cuestíón de honorarios, y perdida en el tumulto de AZUL, ni se la oía.
Ahora voy al título de mi comentario.
En el entreacto, y después de que una voz se quejase de la sonoridad, en el escenario lleno de cables aparece un mecánico, con los pantalones bajos y enseñando los boxer o lo que llevase, que empieza a desenrollarlos como si se tratase de serpientes, y así uno y otro y otro, hasta que el público empezó a aburrirse y acorde con la nacionalidad del autor, comenzaron las "palmas de tango".
Pues toda esta parafernalia, y nunca mejor dicho, es en honor de uno de los percusionistas, o lo que sea. Sobre un gran cajon, destacan dos personajes, el que parece un mozo de almacén, vestido con un blusón azul y su compañero, de menor categoría y con cosas color ala de mosca.
Con mucha frecuencia, van sacando de ¿debajo de sus sillas ? diferentes aparatejos, campanillas, cencerros, vasijas de barro, pitos, vejigas, láminas de metal, palitroques, panderetas, trinos, y no se cuantas cosas mas que, acercándose a los micrófonos, tocaban con mucho interés; también susurran. Así se desveló lo que en un principio creí mozo de almacén. Era un ARTISTA VESTIDO PARA LA OCASIÓN.
El próximo viernes no tengo entrada para el concierto, menos mal. Llevo mas de 50 años oyendo música y sigo siendo una inculta. Me gustó "La pasión según San Marcos", también programada.

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