CIUDAD JUAREZ. Las mujeres violadas, muertas o violadas y muertas son ya incontables .
BRASIL. Carta de un misionero: Una señora mata a una niña de 6 años, hija del amante, ahogada con una almohada y luego la ahorca con los cordones del tenis. El padre de la niña entra en depresión, me llama porque quiere hablar conmigo, y ahí estoy yendo a hablar con toda la familia. Pedir por nosotros.(sic)
ITALIA: Un padre separado ahoga a sus preciosas gemelas y luego se suicida.
JUSTICIA. En España, el Tribunal que la condenó ha suspendido el ingreso en prisión de una madre, que roció y quemó con gasolina al violador de su hija , libre y tan contento bebiendo en un bar. Que Dios me perdone, pero la comprendo.
TELEVISIÓN. Yo por mi hija mato ¿de verdad?¿Y de la violencia psíquica oculta? No hay datos.
No se si vale la pena escribir una novelilla.
Maruja es el infame pan nuestro de cada día. ¿Hasta cuando? Me pregunto qué sería antes, sin prensa, sin programas que le dan caña con cierto "morbo" por la audiencia, sin Face, sin internet, sin llamada al número de atención, sin organizaciones ni campañas ni pulseras para alejamiento...Únicamente "el Caso" vetusto periódico de crónicas de sucesos en los cuales, el tema mujer no contaba o contaba para darle su "toque" en tiempos franquistas.
ResponderEliminarNo creo que ahora sea más que antes, ahora nos enteramos de eso como de tantísimas barbaridades al minuto. Al minuto, eso sí, nos sulfuramos. Sirve denunciar incluso la muerte del marido o compañero a manos de una mujer, o del asesinato entre bandas de adolescentes, o... tiempos de desespero.
Besitos muchos compañera.
¿Qué sería de la colosal industria televisiva si no fuese por la violencia, el abuso, la insanidad mental y emocional de estos tiempos? ¡desaparecerían los noticiarios!... la violencia se alimenta de violencia y engendra violencia y el poder absoluto de los mass media replica esta fórmula perversa para perpetuarse a si mismo.
ResponderEliminar¡una pesadilla!
¿resistiremos?
por lo pronto te mando unos resistentes abrazos míos!